Hará casi 5 años que visité Salamanca, universitaria por excelencia, y quedé marcada por esta ciudad llena de historia y de rincones memorables, aún hoy sueño con volver. Para aquel que tome la decisión de hacer una escapada a Salamanca, escribo aquí algunos lugares interesantes que pude visitar, pero lo cierto es que el simple hecho de pasear merece la pena.
La Plaza Mayor: centro neurálgico de la ciudad, rodeada de arcos y con fachadas pobladas de líneas simétricas de balcones, es considerada uno de los espacios públicos más elegantes de España. En ella encontramos el Ayuntamiento y el Pabellón Real, y muy cerca la Iglesia románica de San Martín (con interesantes sepulcros y un retablo barroco dignos de ver).
La Casa de las Conchas: un edificio del siglo XV con una curiosa fachada, símbolo de la ciudad, y con un encantador patio rodeado de arcos de influencia morisca.
La Universidad: la fachada del edificio es espectacular, la roca color ocre está esculpida al más mínimo detalle, pero algunos en vez de disfrutar de esta maravilla del hombre, se dedican ha buscar una minúscula rana que hay encima de un cráneo. Está rana es la mascota de Salamanca y puedes verla en cualquier tienda de souvenirs que encuentres (hay llaveros, camisetas, peluches, gorras...). Creo que explicar parte por parte que es lo que se ve en cada sección de la fachada es una pérdida de tiempo, porque la palabra se queda muy corta a la hora de hablar de arte.
Las Catedrales: a falta de una, en Salamanca podrás disfrutar de dos catedrales siamesas, unidas entre sí. En la Catedral Vieja (románica pero con aires góticos), más pequeña, no debes dejar de ver el claustro y el retablo. La Catedral Nueva (gótica y con elementos renacentistas) destaca por los relieves de los muros (si te gustó la anécdota de la rana, en estos podrás encontrar un astronauta!!), la Capilla de Oro y la del Cristo de las Batallas y el impresionante coro.
NO TE PUEDES PERDER: el museo de Art Noveau y Art Déco, con espectaculares y curiosas colecciones de porcelanas, vidrios, joyas, juguetes, abanicos... Y una fachada principal inolvidable.
A parte de estos monumentos, en Salamanca hay multitud Iglesias y Conventos imponentes, y de edificios históricos reutilizados como edificios oficiales, colegios mayores... Por eso recomiendo patearse todo el centro de la ciudad (o si eres más vago coger el trenecito turístico), es como cambiar de época, de mundo. En Salamanca se respira historia.
Artículo escrito por Elena Pérez.